¿Está optimizando su flota? ¿O la está poniendo en riesgo?
Muchas flotas compran lubricantes de marca que no necesariamente están adaptados a sus aplicaciones específicas.
Últimamente, se nos pregunta sobre el uso de los lubricantes sintéticos en las aplicaciones industriales y extraviales, incluidos los motores, las transmisiones y engranajes instalados en equipos de servicio pesado. Sin duda alguna, los productos sintéticos ofrecen algunas ventajas, como los intervalos de drenaje notablemente más prolongados y su aportación para una mejor eficiencia de combustible.
Pero hay aspectos cuestionables: las fórmulas sintéticas suelen ser más caras que los aceites de base mineral, y si tiene una flota mixta de equipos, quizá no le resulte económico usar estos aceites para cada aplicación.
Empecemos con los motores. Si su conducción va a ser de numerosos trayectos cortos, con ciclos continuos de arranque y parada, como suele suceder con los equipos de los emplazamientos mineros o de construcción, la dilución del combustible va a ser considerable, además de la contaminación del agua, ya que el motor se calienta para volver a enfriarse muy rápidamente. Es decir, va a tener que cambiar el aceite con frecuencia, por tanto, las ventajas de los productos sintéticos no son tales ante estas condiciones. En definitiva: no son una solución rentable para aplicaciones con trayectos de conducción cortos.
Al contrario, si va a recorrer trayectos largos y puede evitar la contaminación, apreciará las ventajas de los mayores intervalos de drenaje, la eficiencia de combustible y la mejor protección frente al desgaste asociadas a los aceites sintéticos. Estas son las razones obvias de la mayor adopción de las fórmulas sintéticas en el segmento de los vehículos viales, en el que los costes de combustible son un factor más importante comparado con el de los vehículos de aplicaciones extraviales. El mayor coste del aceite sintético se compensa con los ahorros obtenidos con los cambios de aceite, el mantenimiento y el combustible.
Este mismo principio se aplica a los líquidos de transmisión y engranajes. Si puede evitar una contaminación excesiva, podría beneficiarse de las ventajas de los aceites sintéticos. Si su equipo está expuesto a altos niveles de suciedad y polvo, o pulverizaciones de agua, va a tener que cambiar el lubricante con mayor frecuencia, y usar uno sintético no tiene sentido.
¿Dónde se utilizan entonces los aceites sintéticos? Las ventajas de rendimiento de los aceites sintéticos son más evidentes en entornos con temperaturas extremadamente altas o bajas. En entornos de temperaturas frías, las fórmulas sintéticas ayudan en el arranque de los equipos y protegen del desgaste. Con temperaturas más elevadas, los aceites sintéticos no se fluidifican tan rápido como los aceites minerales. Mantienen su viscosidad mejor conforme el aceite se calienta, y resisten la oxidación y la descomposición que pueden experimentar los aceites minerales con temperaturas más altas.
Por otra parte, en grupos de engranajes de tornillo sin fin, que son menos eficientes por diseño, las fórmulas sintéticas están implantándose como la norma, ya que logran un mejor rendimiento ante la fricción y eficiencia energética.
Como ve, la decisión de si usar o no un aceite sintético depende mucho del tipo de aplicación, de cómo se use el equipo de la exposición a la contaminación y de las temperaturas de funcionamiento. Si decide cambiar a un producto sintético, confirme que es compatible con las juntas, pinturas y filtros de su equipo, y también con el aceite mineral que solía usar hasta entonces.
A fin de simplificar los procesos, la tendencia generalizada es usar un único lubricante para el máximo de aplicaciones posibles. Sin embargo, puede ahorrarse bastante dinero si identifica los equipos en los que los aceites sintéticos pueden reportarle ventajas y si continúa usando los aceites minerales en aquellos en los que resulte más rentable. Como siempre, estaremos encantados de ayudarle a seleccionar los productos apropiados para sus aplicaciones diversas.